La cagada de Kira sensei: lo que no se debe hacer con la suegra

jueves, 28 de abril de 2016
Hola, querido pueblo!

He regresado después de tomarme "vacaciones" de mi blog para arreglar el caos familiar que vivo en la actualidad. Todavía no ha terminado todo el enrollo pero digamos que estoy mucho más estable que hace un mes y medio.

Hoy no vengo a hablarles de asiáticos ricos ni de anime, más bien vengo a darles mi opinión sobre un caso que me llamó la atención y que me enteré hasta ahora, debido a la opinión de Sandy, una youtuber quien nos relata su vida diaria en Japón a través de esta red social.

En el video, Sandy expresaba sus opiniones debido al pleito que tuvo Kira sensei, un famoso youtuber español quien también vive en Japón, con su esposa debido a su suegra. Los puntos de vista de Sandy fueron muy lógicos. La verdad que no solo aplica para una relación que se tenga con un esposo/a japonés sino CON TODO EL MUNDO.

Todos sabemos que las relaciones de pareja son muy complicadas porque cuando formalizas un noviazgo, matrimonio o unión libre, no solo aceptas a la persona, con sus cualidades y defectos, sino a su familia.

Si algo no te gusta de ella, puedes esquivar la responsabilidad de visitarle o tratar de tener el menor contacto posible. Pero no me parece CUERDO que un hombre  o mujer hable mal  de su suegra, cuando ella te ha dado posada, comida y una habitación pequeña pero decente en su propiedad. Creo que cualquier persona con tres dedos de frente, puede asimilar que ese tipo de actitudes no es una buena idea, peor en su actual situación migratoria: Kira expresó en un video que corre el riesgo de quedar ilegal en Japón porque no se ha casado con su actual compañera de vida debido a que sigue en proceso de divorcio con su anterior esposa, quien también es japonesa.




Busqué el video donde su mujer, Yoko, expresaba su opinión, referente a esa situación. La verdad que es cierto: ellos fueron a ver a la suegra para que ella conociera a su nieta y para que Yoko descansara después del parto, no él. O sea que él bien pudo dejar a su esposa en casa de su suegra y regresar a Osaka de la forma más polite posible. 

No es que yo la defienda a ella porque es mujer, al igual que yo, o que diga "ah pobrecita ella". No, ella argumenta muy bien el motivo de su enojo (que por cierto, leí la traducción y me encantó que fuera muy dura en sus aseveraciones) en ese video. Luego me pareció pendejo que él le preguntara a ella que por qué sentía ella que eso era un insulto y que él se riera frente a cámaras cuando Yoko respondió que su madre cocina esa comida porque "es buena para la salud".

Gente, las suegras no tienen la misma edad de uno y tienen diferente forma de pensar a una persona joven en estos días. Yoko señaló que su madre es una "mujer tradicional japonesa". Es decir que sus principios, valores y cultura son muy diferentes. ¿Cómo se puede cagar de la risa por eso frente a cámaras? A ti no te  gustaría que otros vengan y se rían de tu madre o abuela porque es viejita y tiene otras costumbres. 

Otra cosa que tampoco me pareció es que él dijera: "En los países latinos somos así" o "En mi país, somos así" porque ahí estás GENERALIZANDO y creo que los latinos y los españoles son sinceros pero sabemos CÓMO, CUÁNDO Y DÓNDE decir las cosas. Luego, se escuda en que él no le dijo directamente a la suegra, sino que se lo dijo a Yoko. VAMOOOOS! No podes decir ese tipo de cosas en casa ajena y cuando eres el invitado. Mi abuela bien decía: "Si no vas a decir nada bueno, es mejor callarse",

Este post obviamente no es para atacar al Kira porque, al igual que muchos, soy suscriptora de él porque me gusta saber más de la cultura japonesa, pero tampoco se me hace correcto este tipo de conductas y que se hagan públicas en medios como Youtube.

Quiero aclarar que esta entrada, la he realizado para que reflexionemos sobre las cosas que NO debemos hacer en nuestra vida diaria. No sigamos este ejemplo. Si no podemos llevarnos bien con nuestras suegras/suegros, tengamos una relación lo más cordial posible.

Salú, abuelo!

viernes, 1 de abril de 2016
Marzo será un mes inolvidable y no solo porque fui al concierto de Iron Maiden. Dos días después del magnánimo evento y del cual les comenté en mi post anterior, encontré a mi abuelo convulsionando en un sillón en horas de la madrugada, cuando regresaba de mi trabajo.

Los vecinos ayudaron a pedir una ambulancia porque yo me paralicé del shock: no sabía que hacer ni que decir, solo les dije:"Por favor, ayúdenme. Necesito una ambulancia".Creo que cualquier persona reaccionaría de la misma manera o peor. Pasé en el hospital toda esa noche invadida por la ansiedad: mi cuerpo temblaba como si fuera gelatina y caminaba de un lado a otro en los pasillos de hospital, esperando una respuesta de los doctores.

A las cinco de la mañana, un médico me informó que mi abuelo estaba en estado muy grave y que tendría que ingresarlo. Su diagnóstico era incierto: nadie sabía la causa que le provocó esa reacción en su cuerpo. Decidí firmar la documentación para el ingreso. Vi que le colocaron un ventilador artificial y supe que no regresaría con vida de ese lugar. Sabía que moriría. La pesadilla de hace un año y ocho meses se repitiría: perdería al hombre que fue mi padre por más de 20 años. 

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Los siguientes días fueron duros: salir de casa temprano para viajar al hospital y después ir al trabajo, salir a la medianoche, dormir y volver a comenzar. Todo el mundo me preguntaba cómo me encontraba, el teléfono no paraba de sonar. Me sentía agobiada. Incluso, tuve la idea de renunciar de mis labores porque no me encontraba bien para atender a los clientes y estar preocupada por mi abuelo y mi futuro.

El agobio llegó a su punto cumbre ese sábado 12 de marzo. Al parecer, ese día  todo jugaba en mi contra: nadie de la familia quería quedarse conmigo en esos días en mi casa, mi taxista de confianza no podía llevarme a ver a mi abuelo porque tenía otro viaje, mis padres me presionaban para que renunciara a mi trabajo, no sabía dónde o con quién dejar a mi perro porque él sufría demasiados ataques de ansiedad por la soledad. 

Recuerdo que llamé a uno de mis mejores amigos y entre el llanto le solicité que por favor me llevara a ver a mi abuelo. Necesitaba verlo aunque sabía que no estaría estable y que lo encontraría con el respirador y con demasiados cables en su cuerpo. 

A los 20 minutos, recibí una llamada del hospital para informarme que  mi abuelo había fallecido y que era necesario que yo fuera a reconocerle y a realizar todos los trámites correspondientes. Llamé a mi amigo, quien ya venía en camino y que estaba atrapado en el tráfico de San Salvador, para informarle que mi abuelo ya se encontraba en la presencia de Dios y que finalmente, se había reunido con su esposa.

Mi amigo se ofreció a llevarme al hospital, a la funeraria, cuidar a mi perro, llevarme a la floristería, etc, mientras yo estaba invadida por la ira por mi familia y la tristeza.

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El día del entierro fue un día espantoso para mí: regresar a casa y escuchar el silencio. En ese momento, cuando miras la ropa de esa persona que tu conociste y que nunca volverás a verle físicamente.

Recordar que ese día martes 8 de marzo, tu abuelo te dijo que a qué horas regresarías a casa y que esperaría por tí. Ese sentimiento de dolor y que sientes que se te desgarrra el alma. He visto sufrir y he enterrado a mis abuelos.

Es duro asimilar la muerte y saber que ahora en adelante, debes aprender a vivir sola con todas las responsabilidades que conlleva: pagar recibos, trabajar, mantener la casa limpia, comprar comida, entre otros.

En los siguientes días, mi casa era un caos total: mi amigo vino a ayudarme a botar muebles y a mover cosas pesadas de un lado hacía otro. Además,que tengo pánico de caer en depresión o en un estado migrañoso que me invada por días.

Me enoja que la gente sea estúpida y me diga; "oh, ud es bien fuerte". Vamos, nadie está preparado para la muerte. Todos sabemos que vamos para ese camino pero nadie puede asimilar que tarde o temprano se irán o te quedarás con ese sentimiento de vacío por siempre.